domingo, 9 de octubre de 2011

Viviendo en Lieja, viviendo en Liège, viviendo en Lieja, viviendo en Liège.


Llegué a Liège (Lieja en español) hace poco más de cuatro otoños. Era el verano, finales de julio cuando la ciudad me recibió con un día hermoso, soleado y de un cielo despejado pintado con un intenso azul. Hacía calor. Esa fue mi primera visión sobre Liège. Desde ese día hasta ahora he atravesado otros iguales, los menos pero los ha habido, y mucho días de lluvias intermitentes, nubes grises; durante el invierno días llenos de copos de nieve. Ciertamente luego de cuatro años hay mucho más que decir además del clima. Tengo como regla no hablar mucho del clima, creo no se tiene mucho que decir sobre algo más si la conversación gira en torno al sol o a  la lluvia. Aunque al referirse a Liège esta regla no aplica mucho pues hablar de uno es hablar de lo otro. Hablemos de Lieja entonce.

Justo luego de cuatro años tengo la idea de comenzar a escribir sobre la ciudad, podría enumerar varios motivos para explicar por qué no lo hice antes. Menciono unos cuantos explicándome por qué ahora. Hace unos días llegó un nuevo estudiante de doctorado al laboratorio donde trabajé y viene del mismo equipo  en el cual estuve en  México. Miguel, el apenas llegado, es originario de un país tropical de América Central. De mi parte, soy del noreste de México, donde el clima es seco y caliente, así que igual a mí hace unos años poco acostumbrado al clima frío,  Miguel está sufriendo del tiempo otoñal. Más no por eso deja de maravillarse por cada persona, calle, esquina, bar, por el olor orines en las callejuelas contrastando con el aroma a frites y gauffres, por el sabor de cada diferente cerveza y de cada comida. Justo como yo en su momento, con la llama encendida de cada primera vez, del primer sentimiento de amor por Liège. Me ha tocado acompañar por ahí a tal buen amigo y darle la introducción a la vida liejuna, llevarlo entre las calles e ir y venir de un lado a otro, justo como alguien lo hizo alguna vez por mí. Y aunque no es la primera ocasión que introduzco a una persona en la ciudad, es la primera vez que me identifico tanto por lo común de las situaciones. Cuento esto porque pensando en él y todos esos nóveles ciudadanos quiénes vendrán, he decidido hacer una guía básica sobre Liège, la vida en la ciudad, sus alrededores y claro, la vida universitaria. Cierto, hay mucho escrito además que de voz en voz uno aprende todo sobre Lieja y no se diga con la experiencia misma. Pero bueno, siempre hay algo interesante en algún lado, algo que otros no lo han dicho o lo han escrito. Espero que aquí haya algo de eso, algo que facilite la llegada, que oriente, que diga eso que uno necesita saber para lograr una adaptación más fácil. Espero este blog aporte algo para a quienes acaben de llegar o llegarán a Liège. Otro motivo por el que lanzo este blog es debido al fin de mi doctorado, éste fue le motif  para llegar aquí, siempre pensé venir, hacerlo, dar las gracias e irme. Ahora terminado el asunto curiosamente quiero quedarme en la ciudad de la que muchas veces he renegado. “¿Por qué más quiere quedarse uno en Liège?” respondo cuándo me preguntan la razón irracional, y complemento “por amor, ¿por qué más se quedaría uno aquí?” Me vaya, me quede, me queda claro algo, Liège no se irá de mi. Aunque no estuviera aquí, tengo tantas vivencias que podría escribir por años sobre esta pequeña gran ciudad, no me haría falta estar en ella para hablar de la misma. En este momento tengo la sensación que al escribir más sobre esta ciudad, me quedaré más en ella como ella en mi. Por esto es ahora que escribo y lo comparto.

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